Friday, December 19, 2008

Señales de un avivamiento

Cuantas veces hemos escuchado el "rumor" que hay un avivamiento en tal o cual parte, y hay quienes sin mas ni mas dan credito al mismo, aun teniendo un temor de equivocarse de tildar de falso algo que DIOS esta haciendo.
Por esta razon, me permito trascribir el siguiente articulo publicado en el sitio de las Asambleas de Dios de USA, el cual me gusto mucho, y lo encuentro perfecto para dar la pauta a quienes aun tienen preguntas en su mente.
Espero les sea de gran bendicion a sus vidas. De paso les dejo una foto de la mision apostolica de la calle Auzza en Los Angeles California.

















Del Superintendente General: Señales de un avivamiento
Thu, 03 Jul 2008


De cuando en cuando, el Concilio General recibe peticiones de comentarios acerca de varios avivamientos o ministerios de iglesias de las Asambleas de Dios y de otras iglesias.

En vez de tratar de comentar acerca de cualquier serie específica de reuniones, considero que sería preferible dar algunas pautas bíblicas para la evaluación. Tengo gran confianza en la madurez de los pastores y laicos de las Asambleas de Dios para hacer sus propios juicios y prestar atención a la exhortación del apóstol Pablo: No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal (1 Tesalonicenses 5:19-22).

Las Asambleas de Dios están irrevocablemente comprometidas con la inspiración de la Biblia, ya que ésta ofrece los instrumentos necesarios para evaluar doctrina y experiencia, y desean profundamente la continua plenitud y capacitación del Espíritu Santo.

Nuestro antiguo superintendente general, Thomas F. Zimmerman, una vez comparó al Espíritu Santo con un río caudaloso e impresionante, y las Escrituras con las orillas de ese río. El hermano Zimmerman dijo que el gran daño ocurre cuando el río se desborda, pero que el río hace un gran bien cuando permanece dentro de sus orillas.

Por lo tanto, es bueno que observemos las medidas preventivas que la Biblia nos da para ayudarnos a “examinarlo todo”. He aquí las preguntas que siempre debemos hacer.

1. ¿Se exalta a Jesucristo? El propósito del Espíritu Santo es dar testimonio
acerca de Cristo; y convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio (Juan 15:26, 16:8). A la iglesia de Corinto que se había enamorado demasiado de las manifestaciones carismáticas, el apóstol Pablo le recordó que “no se propuso saber entre [ellos] cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Corintios 2:2).

Por tanto, el enfoque de cualquier avivamiento duradero siempre debe ser en Jesucristo. El Espíritu Santo no ha venido para glorificarse, o para glorificar a alguna personalidad humana o angelical.
2. ¿Se proclama la Palabra de Dios? Todo avivamiento con efecto duradero
siempre ha tenido sus raíces en la predicación de la Palabra de Dios.
Esto está en armonía con la difusión del evangelio en la iglesia primitiva
como se relata en Hechos.

• Después de la primera persecución, “hablaban con denuedo la palabra de Dios” (4:31).
• Después de la segunda persecución y de los azotes, “todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (5:42).
• Después de la selección de diáconos, “crecía la palabra del Señor” (6:7).
• Como resultado de la persecución de la iglesia por parte de Saulo, “los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (8:4).
• Samaria “había recibido la palabra de Dios” (8:14).
• Los gentiles de la casa de Cornelio recibieron “la palabra de Dios” (11:1).
• Pablo y Bernabé predicaron la palabra de Dios en su primer viaje misionero, y “la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia” (13:46, 49).
• Antes de partir para su segundo viaje misionero, Pablo y Bernabé y muchos otros “continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio” (14:35).
• El Espíritu Santo prohibió a Pablo y a Bernabé que hablaran “la palabra en Asia” (16:6).
• Los bereanos “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (17:11) porque “en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo” (17:13).
• En Corinto, Pablo “se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (18:11).
• Mediante el ministerio de Pablo en Éfeso, “todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús” (19:10).
• Las palabras de despedida de Pablo a los ancianos efesios son: “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (20:27).

Es evidente de los pasajes anteriores que en la iglesia primitiva el enfoque se
puso en la predicación de la Palabra, a veces también identificada como
proclamación del evangelio. Esto concuerda con el primer compromiso de la
iglesia primitiva después del día de Pentecostés: “Y perseveraban en la
doctrina de los apóstoles . . .” (Hechos 2:42).

De modo que una prueba doctrinal para cualquier avivamiento es si el
contenido de la predicación es como el de Jesús y los apóstoles. La Palabra
de Dios está por encima de puntos de vista personales. Cualquier
avivamiento bíblico debe contender “por la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 3). Si la llamada verdad que se proclama no puede hallarse en
la Biblia, entonces esa proclamación viola el anuncio específico de las
Escrituras de que la fe fue “una vez dada” y tal proclamación también se
aparta de la fidelidad de los apóstoles de predicar la Palabra, y de la
devoción de la iglesia primitiva a la doctrina de los apóstoles.

El avivamiento de Azusa (1906-1909) proclamó sin inmutarse que la
plomada segura de la verdad era la Palabra revelada y escrita de Dios. El
hermano Seymour y otros fueron criticados duramente por su insistencia en
“medir todo con la Palabra”. Pero no fueron avergonzados. En realidad,
Seymour respondió a esas críticas en el número de septiembre de 1907 de La
fe apostólica.

“Lo estamos midiendo todo por la Palabra. Toda experiencia debe medirse con la Biblia. Algunos dicen que eso es ir demasiado lejos, pero si hemos vivido demasiado apegados a la Palabra, resolveremos eso con el Señor cuando nos encontremos con Él en el aire.”

Las manifestaciones milagrosas nunca son la prueba de un verdadero
avivamiento; la fidelidad a la Palabra de Dios es la prueba. Jesús mismo dijo
que habría muchos que harían milagros en su nombre y aun que echarían
demonios, pero que Él no los conoce (Mateo 7:15-23). Jesús advirtió que
“muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo
24:11). Pablo advierte: “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las
sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a
la piedad, está envanecido, nada sabe” (1 Timoteo 6:3,4). A los gálatas,
Pablo escribe: “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro
evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gálatas 1:8).
Pablo también nos advierte: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando
humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto,
vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la
Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las
coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses
2:18-19). Pedro nos advierte que “habrá entre vosotros falsos maestros, que
introducirán encubiertamente herejías destructoras . . . Y muchos seguirán
sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras
fingidas.” (2 Pedro 2:1-3).

En resumen, siempre debe examinarse el mensaje. Si el mensaje y el
mensajero están de acuerdo con la Palabra de Dios, entonces el avivamiento
tiene sólidas bases bíblicas y debe aceptarse. Si no es así, entonces, aunque
ocurran milagros y manifestaciones, debe evitarse.

Esto plantea la pregunta de cómo pueden ocurrir sanidades y milagros si el
mensaje o el mensajero no son consecuentes con la Biblia. La atribución de
las sanidades y de los milagros es a la gracia de Dios y su misericordia para
los que sufren.

3. ¿Se están arrepintiendo del pecado las personas, y están siendo bautizadas en agua y en el Espíritu Santo? Al arrepentimiento se le ha llamado la primera palabra del evangelio porque es la respuesta inicial que pidió Juan el Bautista (Mateo 3:2), Jesús (Mateo 4:17), los Doce (Marcos 6:12), Jesús después de su resurrección (Lucas 24:47), Pedro (Hechos 2:36) y Pablo (Hechos 26:20). Con el arrepentimiento viene el bautismo en agua y el bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 2:38-39).

A menos que haya o se manifiesten esos acontecimientos iniciales de la vida
cristiana, junto con la obra santificadora del Espíritu que lleva a una vida santa,
entonces los milagros, las multitudes, y el entusiasmo pronto disminuirán.

Desde luego que hay más preguntas que pueden hacerse, pero mi propósito es dar algunas reflexiones como punto de partida a quienes tienen corazón sincero para “examinarlo todo” como exhortó Pablo. Si las tres preguntas anteriores no pueden responderse con una afirmación rotunda, entonces tal vez no sean necesarias otras preguntas.

El avivamiento pentecostal moderno tiene ahora más de cien años. Dentro de ese avivamiento ha habido algunos centros importantes de actividad. Por ejemplo, el avivamiento de la Calle Azusa resultó en un movimiento misionero cuyos efectos seguimos viendo hoy. La renovación carismática trajo renovación a los creyentes pentecostales y no pentecostales. Sin embargo, también ha habido algunos tornados que han causado destrucción. En otras palabras, ha habido vientos buenos y vientos negativos.

Es nuestra responsabilidad mantener un hambre profunda de Dios y mantenernos concentrados en la misión que Él nos ha dado: dar gloria a Dios, evangelizar a los perdidos, y hacer discípulos. No podemos hacer eso por nosotros mismos. Necesitamos la capacitación del Espíritu Santo junto con las señales que siguen a los que creen.

Alguien ha dicho que los avivamientos son como el nacimiento de un niño. Son desordenados o desagradables, pero nos gusta el resultado final. Sin duda, todo avivamiento se ha caracterizado por algunos elementos que se considerarían extremistas. El doctor J. Edwin Orr, que estudió y escribió más acerca de la historia de los avivamientos que cualquier otro en la historia del cristianismo, me dijo una vez que los avivamientos son como una cabaña en la costa de Maine que ha sido azotada por el invierno. Cuando los vientos empiezan a soplar, lo primero que comienza a hacer ruido son todas las bisagras y cortinas sueltas. Y, ese pudiera ser muy bien el caso, de modo que debemos tener cuidado al comienzo de un avivamiento, de dejar que algunas “bisagras y cortinas sueltas” tengan su libertad; pero, finalmente, si el avivamiento ha de tener fructificación duradera, debe dirigirse con cuidado, con solidez doctrinal, con responsabilidad moral y económica, y teniendo en cuenta el dar publicidad a Cristo y no al avivamiento.

El avivamiento de la Calle Azusa tuvo tal fructificación duradera precisamente porque pueden responderse bien las tres preguntas anteriores, tanto entonces como ahora: Cristo fue exaltado, la Palabra de Dios era la plomada, y las personas respondieron al evangelio con arrepentimiento, y bautismo en agua y en el Espíritu. Y, como la iglesia primitiva, ¡fueron llenos del Espíritu Santo y fueron a todas partes a dar las buenas nuevas!

Hagamos la oración de Habacuc (3:2) en nuestro corazón y en nuestros labios:

Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí,
oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
en medio de los tiempos hazla conocer.

Su hermano en Cristo,

George O. Wood
con el acuerdo del Presbiterio Ejecutivo
del Concilio General de las Asambleas de Dios

Fuente:

http://asambleasdedios-conciliogeneral.org/index.cfm?news_mode=detail&news_newsArticleID=1608&TargetPage=1ebfb6b6-9914-4207-9ae8-f585641a7e10